Foodex

De nuevo gracias a la amabilidad confabulada de una de mis alumnas y de mi amigo italiano Mario, conseguimos un par de invitaciones (5000 yenes cada una en taquilla) para visitar en Makuhari Messe la edición de este año de Foodex Japan, una feria internacional de alimentación dirigida a profesionales del sector que cuenta con representación de gran parte de los países del mundo.

No se trata de un mercado, sino de una oportunidad para dar a conocer los productos patrios y contactar con distribuidores, empresarios y cocineros para convencerles de que utilicen sus productos. Y no hay mejor forma de convencerlos que dándoselos a probar. La etiqueta roja que les muestro y que me acreditaba como alguien relacionado con el mundo de los fogoneses es la mejor manera de poder probar todo lo que uno quiera. Para conseguirla, puse mi mejor sonrisa y me presenté como chef. No hubo ningún problema; tentado estuve de, acto seguido, venderles la Torre Eiffel o las pirámides de Egipto.












Aparte de jamón ibérico, también nos quedó tiempo para probar los quesos de medio mundo, pintorescas comidas, licores varios y toda suerte de frutas exóticas a un precio de lo más razonable.

Vamos, que entré con unos zapatos negros y salí (vivo) con las botas puestas.

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