El mercado del pájaro

El horóscopo chino se compone de una serie de doce animales (rata, buey, tigre, conejo, dragón serpiente, caballo, oveja, mono, gallo, perro y cerdo) donde, cada uno de ellos puede dar nombre a un año (un periodo completo son 5 a la lista), mes, día y hora, que producen muchas posibles combinaciones.

Los días del pájaro de mes de noviembre de cada año tiene lugar el Mercado del pájaro, que se celebra en todos los templos cuyo nombre tiene relación con las aves. Según la combinación de los ciclos, el mes de noviembre puede tener hasta 3 días del pájaro, lo que se considera señal de un año con muchos incendios.

Originalmente era una fiesta para agradecer la buena cosecha a las divinidades. Se llevaba un pollo a uno de los templos para bendecirlo y, hecho esto, se liberaba en el templo Sensô de Asakusa. Pero actualmente consiste exclusivamente en comprar en un auténtico laberinto interminable de puestos la buena fortuna para el año siguiente en la forma de amuletos cargados de símbolos alegóricos, de todos los precios y tamaños. La calidad y el tamaño del producto eran directamente proporcionales al precio, lo que me lleva a pensar que también, a mayor precio, mayor suerte obtenida... por lo menos por la parte del comerciante. Sin embargo, pobres y ricos por igual, se gastan fortunas en ganarse el favor de los hados.

Este año pude contemplar la festividad en el templo Chôkoku de Iriya. La afluencia de gente era masiva, una contínua corriente humana entraba, salía y daba vueltas entre las decenes de puestos.




















Cuando se vende uno de los más caros, los dependientes jalean al comprador tocando palmas rítmicamente y entonando cánticos. Cabe la opción de llevárselo inmediatamente, o dejarlo "reservado" y hacerse propaganda, en la fotografía pueden observar el perteneciente al Grupo Hikari S.A.. Personalidades como mi nada admirado Gobernador de Tokio y su familia también nos regalaban la vista con el suyo.




















Pueden comparar los tamaños en esta fotografía.




















Dado que el año que viene es el del perro, éste viene decorado con una mascota protagonista de un famosos anuncio de televisión.















La gente acude masivamente a rezar en el altar del templo. El rezo consiste en una ofrenda económica y una plegaria que finaliza haciendo sonar una de las campanas que cuelgan a la entrada.




















Como en todos los templos de Japón, era posible adquirir amuletos que vendían las miko (monaguillos sintoístas).

En época Edo era tradicional comprar unos tubérculos chinos asados, pero como no tuvimos oportunidad de encontrarlos, adquirimos una bolsa de caramelos masticables en tiras especiados con sanshô, una especie de pimienta dulce y aromática que se expolvorea normalmente sobre los platos con anguila.



















La verdadera suerte de la fiesta fue la oportunidad de poder contemplar a estas dos guapas vendedoras. Del resto... ya veremos cómo transcurre el año que viene.

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