Koizumi vuelve a hacer de las suyas

Todo fue un amago. Poco tiempo después de que un tribunal de Osaka declarase ilegales las visitas del primer ministro japonés Junichiro Koizumi (siguiendo una larga tradición de los dirigentes del país) al templo sintoísta de Yasukuni, ha vuelto a ir. Este año se había abstenido de asistir en el habitual 15 de agosto (aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial), pero se ve que con mayoría absoluta en congreso (aunque varios miembros de su partido le han reprochado públicamente su comportamiento) se ha encontrado con fuerzas para repetirlo una vez más.

Y es que la Constitución japonesa establece una radical división entre estado y religión, y, aunque Koizumi afirma que él va solamente a título personal (como si eso fuera posible; además, alguien avisa a la prensa y el Primer Ministro ¡usa el coche oficial!), los días siguientes aumentan espectacularmente las visitas al templo y a su página web, por lo que se considera que hace "propaganda" de una religión.

Recordemos que en Yasukuni están enterrados multitud de combatientes de la Segunda Guerra Mundial, incluso criminales de guerra, lo que hace que chinos y coreanos monten en cólera en cada ocasión. Aun teniendo el corazón y la cabeza de piedra, como parece ser el caso, la Jetro (Japan External Trade Organization) tiene un estudio sobre el impacto de las tensiones creadas en China en las empresas japonesas... así que tampoco puede ser muy bueno para los negocios. Veremos las reacciones que despierta mañana en nuestros países vecinos.

¿Tan importante era ir? ¿Por qué no visita, no ya la tumba de las víctimas si es que es mucho pedir, sino la de los panaderos, libreros o flautistas fallecidos?

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