Galenos

Hará un par de semanas que me planté en la consulta del otorrinolaringólogo más cercano porque notaba un bulto muy molesto en la garganta. De paso, aproveché para revisarme el oído (que no el odio, que lo tengo muy bien), ya que o la gente pronuncia muy mal, o yo no oigo muy bien.

Sin embargo, tras hacerme unas pruebas de audición, y meterme un tubo por la nariz para verme la garganta, me dijo que estaba más sano que Hércules Poirot, que oía muy bien y que sólo tenía un poco inflamada no sé qué glandulita, con lo que ya podía irme para casa. Previo paso por caja, claro. Gracias a que el sistema sanitario japonés cubre el 70% del gasto médico, no pagué más de 3.800 yenes, pero me quedé igual que estaba.

Como el problema seguía igual, hoy he ido a otro otorrino. Casi estábamos solos en la sala de espera (tenía una consulta gigantesca), así que he rellenado el papel y enseguida para adentro. Me ha mirado la garganta con el famoso espejito con forma de donut y palpándome la garganta me ha dicho que la tenía muy inflamada y que no le extrañaba que notase algo (fíjense en que no le hizo falta meterme nada por la nariz). Aún así, no me duele, no estoy enfriado y mi voz está perfecta...

Me ha puesto una especie de mini porrón de cristal en la boca, conectado a un tubito de plástico , por donde tenía que aspirar un gas medicinal durante tres minutos que me ha relajado la garganta. Me ha recetado un montón de pastillas y ha dicho que vuelva la semana que viene, cuando se me acaben. Todo eso por 1.800 yenes.

Las medicinas las hemos comprado en la farmacia de enfrente, donde he tenido que rellenar de nuevo otro formulario por si tenía alergia a algún medicamento (sólo les falta pedírmelo en el tren). Era opcional (entre 10 y 30 yenes extra por cada uno, no sé de qué depende el precio) pedir que te imprimieran un papel con la foto de las pastillas y cuándo y cómo tomarlas. Por supuesto, lo he pedido y mola.

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