Sandía polar

Aquí les presento a mi nueva tarjeta Suica (tradúzcase "sandía", aunque viene de sui card, tarjeta resbaladiza). Aparte de funcionar como tarjeta monedero para comprar en convenience stores, etc., su principal uso es para acceder al servicio de ferrocarriles de JR (Japan Railways), que antiguamente era una companía pública.



Ha venido a sustituir a las viejas tarjetas de plástico perforables. Igual que ellas no ofrece ningún descuento, y su única ventaja es que no hace falta hacer (eventualmente) cola para sacar un billete cada vez que se quiere coger el tren.



A diferencia de las antiguas, Suica es recargable y tiene un depósito de 500 yenes como estímulo para que uno no pierda la tarjeta (500 yenes que, si la usas toda la vida, nunca más verás, Satanás). Una medida de ahorro en plástico para la empresa.

El sistema de uso es diferente, ya que, para que te cobre, no hace falta introducir la tarjeta en la canceladora (máquina superrápida en Japón, por otra parte), sino sólo apoyarla en el dibujito de Suica que tiene la susodicha. De ahí lo de resbaladiza; sui es la onomatopeya de resbalar, y como no hay nada que resbale más que un pingüino sobre el hielo, pues ya tenemos mascota para la sandía (en Japón, nada de Calabazas Rupertas ni Naranjitos, los vegetales no venden). Un sistema que también se ha impuesto en los autobuses urbanos de Zaragoza.

En la parte oeste de Japón, la tarjeta se llama Icoca (¿Vamos?), no tiene pingüino y es más fea.



El ahorro ecológico está muy bien, aunque se pierdan los dibujos de las tarjetas (en los trenes agrupados bajo el sello Passnet no funciona Suica, y se puede seguir mirando "los santos" en las tarjetas). Por si tienen curiosidad del presente y pasado de las tarjetas JR y Passnet, les dejo un par de enlaces para que se diviertan:

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