El saludador II (la secuela)

En Japón, hay una especie hasta ahora desconocida en Occidente, cuyo hábitat natural son los bancos, oficinas de correos y establecimientos análogos que me gusta denominar como El saludador (salutatoris especificus).

Ya de por sí, en las tiendas japonesas los dependientes, independiente(s)mente de que estén atendiendo a algún cliente, te reciben (o te invitan a entrar) uno tras otro con un sonoro "Bienvenido". Las dependientas de las tiendas suelen impostar una voz como de dibujos animados como reclamo comercial. Va tan lejos la afición al saludo, que a veces este se produce aunque no haya entrado nadie en la tienda durante un buen rato.
Al salir, usted será despedido con un "Gracias" en canon, sobre todo si ha hecho gasto.

Pero es en los bancos y oficinas de correos donde encontramos al verdadero saludador: profesional y especializado. En el primer caso está invariablemente situado a la entrada de la sucursal, donde recibe a todos los clientes con el habitual "Bienvenido" y los despide con el, no menos usual, "Gracias"; mientras que en la oficina de correos, se va desplazando según le dicta su instinto por toda el area transitable, como si fuese buscando nuevas víctimas a quien saludar.

Esto es Japón, y aquí ya funciona la versión 2.0 de casi todo, así que El saludador no podía ser menos que multitarea. Si usted tiene alguna pequeña pregunta, le atenderá con mucho gusto, pero para las operaciones de verdad le indicará muy amablemente en qué ventanilla debe usted hacer fila.

Algunos ejemplos serían: "¿Puedo abrir una cuenta con la tarjeta del videoclub?", "Para hacer una transferencia, ¿relleno el impreso verde o el rosa?", "¿Puedo mandar al gato como paquete azul?", "¿Muerto tampoco?", "¿Cómo cobran menos comisión, a través del cajero o de la ventanilla?"

Si quieren extender el sistema, pídanle a su panadera que, la próxima vez, les reciba con uno, dos, tres o cuatro besos, en función del país en el que residan y la confianza que tengan con ella.

Gracias.

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