Miguel-san, el acordeonista latino

El domingo me contrataron para tocar en una barbacoa y me anunciaban de esa manera. No dejaría de ser curioso, pero normal, si no fuera porque ese día llovía a cántaros y la barbacoa era en el parque de Kiba, al aire libre. Luego dicen que los aragoneses somos cabezones...
Estabamos ¿guarecidos? bajo unas lonas de plástico, las cuales, de vez en cuando, había que inclinar para que no se acumulase el agua. De esta manera no se derrumbaron, pero el suelo acabó siendo un barrizal.

Me vestí de tuno para dar imagen e hice dos partes, la primera con el acordeón y la segunda con la guitarra. Parece que gustó... y el alcohol ayudó a la gente a apreciarlo.

Por supuesto, el parque estaba desierto. Y quiero matizar que ya llovía antes de que me pusiera a cantar.



Foto: Shizuka Shimoyama

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